La Asertividad
La Asertividad como herramienta dentro de los canales de comunicación, nos ayuda a tener una comunicación eficaz entre los interlocutores.
Al ponerla en práctica estamos fomentando el respeto por uno mismo, y estamos respetando a los demás. Las técnicas de comunicación asertiva se pueden aplicar tanto en nuestra vida profesional como personal, al final no debería existir ninguna distinción.
Se podría decir que en términos generales la utilizamos diariamente, aunque no somos del todo conscientes que está dentro de nuestra comunicación diaria. Sabemos que la Asertividad es una habilidad social innata del ser humano que reúne las conductas y pensamientos, así como la forma de comunicarnos que nos permiten defender nuestros derechos y opiniones sin agredir a los del prójimo ni ser agredido.
Otros estilos de comunicación, como el estilo pasivo, el estilo agresivo, e incluso el estilo pasivo-agresivo se fundamentan en realidades erróneas, y como consecuencia, no se acepta las limitaciones del otro, no se respeta a los demás, o a uno mismo, además de ser muy poco eficaces.
Para que esto no suceda debemos ser asertivos primero con nosotros, desarrollar un lenguaje honesto con nosotros para después materializarlo en nuestro entorno. Si no lo conseguimos es difícil que nos respetemos y respetemos.
Llegados a este punto, resaltar que debemos crecer siempre de dentro hacia fuera para poder dar lo mejor de nosotros. Esta es la base de honestidad con nosotros para después serlo con el mundo. Integrando la asertividad en nuestro día a día podremos responsabilizarnos de lo que nos decimos y cómo actuamos con nosotros y con los demás.
En la escucha externa existe un vacío. Se está más atento a lo que se va a responder que a lo que se nos está diciendo. Esto sucede también en la escucha interna, no se da el espacio para para oír que nos decimos o que está somatizando nuestro cuerpo y estamos desoyendo.
La Asertividad entendida desde la honestidad, desde el saber escuchar sin juzgar lo oído, nos permite hacer una escucha sana, impidiendo que interpretemos la información recibida por el filtro de nuestras experiencias vividas.
Si no interiorizamos lo comentado hasta ahora, enjuiciaremos a los demás por sus expresiones o formas de actuar, las cuales estarán alineadas con nuestras propias necesidades no satisfechas, es decir, transmitiremos nuestro enfado debido al reflejo que vemos de nosotros mismos en los demás.